lunes, 15 de agosto de 2016
Pataki: Oshún logra sacar a Ogún de el monte.
Se debe a la belleza y el brillo de la juventud de Oshún el que Ogún saliera de la selva donde vivía solo sin más compañía que al de sus perros. Ogún se escondia de los hombres y solo veía a Oshosi, el Dios de la cacería, dueño de los animales silvestres.
Hacía mucho tiempo no se sabía de Ogún. Había un gato hambriento buscando que comer, oyó el rumor de una conversación y se acercó a escuchar. Oshosi le decía a Ogún que en el pueblo había un viejo que había dicho ser el padre de ambos. Ogún respondió yo no tengo padre a lo que Oshosi respondió yo tampoco pero iré a ver el viejo. Tocaré la
puerta y si el me responde Oshosi Ode mata, entonces de veras ese viejo es mi padre. Si no me contesta así, no es mi padre y lo mato. Ogún dijo yo también ire a verlo y si no me dice Ogún Obaniré, lo mato yo.
Con estos planes se separaron los dos orishas. El gato al encontrar que comer y escuchado todo esto durmió una siesta y fue a contarle a Baba (Olofi) todo lo que había oído.
Un día Oshosi toca la puerta de Olofi. Oshosi Ode Mata, gritó el
viejo. La bendición Babamí. Tres dias después, Ogún llegó a las
puertas de Olofi y toca su puerta, Ogún Obaniré respondió el viejo. La bendición Babamí. El viejo le dijo a Ogún debes quedarte aquí conmigo a lo que Ogún respondió que no. Algún dia vendré a verlo pero me vuelvo al monte ahora.
Oshosi iba a visitar al viejo muy a menudo pero Ogún no iba. Ogún hacía mucha falta en le pueblo. Que será de nuestro pueblo sin hierros? Que será del mundo si Ogún no aporta sus herramientas se quejaba Olofi. A Ogún no había quien lo sacara del monte. Olofi se canso de mandarle a buscar. Elegua no logró convencerlo. Los Orisha varones le ofrecían cuantiosas sumas de dinero a cambio a que accediera a salir del monte y las Orishas femeninas iban a tentarlo pero salvaje y desconfiado Ogún se internaba mas adentro en el monte.
Oshún dijo yo sacaré a Ogún del monte y lo traeré al pueblo. Llenó una jícara con miel (oñí), se ató cinco pañuelos amarillos a la cintura y sonando sus cinco manillas de cobre llego donde estaba Ogún, que al verla fue a esconderse. Oshún cantó y cantó, su voz era tan dulce que Ogún se quedaba quieto escuchándola. Se arriesga a asomar la cabeza y Oshún rápido le unta oñí en sus labios. Oshún sigue cantando y Ogún sale de su escondite.
Oshún continuó cantando y bailando y brindándole miel. Ogún se lamía con delicia. Así estubo Oshún durante cinco días cantando, bailando, untando miel en los labios de Ogún hasta que este
finalmente sale tras de ella embelezado. La miel de Oshún amansa y endulza a Ogún. Lo saca de la selva y lo lleva hasta el Ile de Olorun que ata a Ogún con una cadena y lo retiene cautivo en el pueblo.
Todos los Orishas celebraron el acontecimiento con una gran fiesta.
Yemaya aporta la sal, Oshosi los animales, Orishaoko las viandas, Oshún el agua de su fuente, el propio Ogún su machete, el caldero y el anafe y Shangó las brasas de fuego.
Asi logró Oshún lo imposible para bien del pueblo. Oshún con su
"angel" y miel deleita y endulza a cualquiera.
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