Los niños pequeños pueden vivir como un abandono la ausencia de sus madres cuando van a trabajar y ellas se sienten culpables de dejarlos al cuidado de personas sustitutas o en guarderías, porque esos niños perciben esa emoción como señales, aunque sean pequeños, que les hacen vivir esa experiencia como un abandono.
Según Freud, las situaciones de amenaza o peligro pueden ocasionar en el niño, miedo al abandono y a la pérdida. Sin embargo, es inevitable tener experiencias displacenteras a lo largo de la vida, que en sí mismas no tienen tanta importancia como la intensidad del temor o ansiedad que susciten.