Oroiña para los Babalawos es una energía de fundamento. Es el ancestro
de Aggayú Solá, nace directamente de Olorun. Representa la lava del
volcán, la energía calórica del centro de la tierra, es donde nacen los
terremotos, sus poderes forman las montañas, colinas y cordilleras. Se
recibe con Aggayú y no se pone a la cabeza de nadie. Representa el amor y
la ira, el fuego purificador y el conocimiento intuitivo. Nace en el
oddu Irozo Melli.
Patakí de Oroiña:
La Tierra era una gran masa incandescente y Olofin sintió tanto calor
que envió a Yemú a apagar el fuego. Tras largos días de trabajo, estaba
extenuada, pero la candela había desaparecido de la superficie.
El agua corría de los lugares más elevados a los más bajos, tan largo
era el camino que el dulce líquido cuando llegaba a su destino se
tornaba salado, así fueron naciendo los ríos y los mares. Oroíña, el
fuego que había quedado preso en el centro del planeta, no estaba
conforme con su destino y fue a ver a Olofin quien le reprochó su
actitud anterior, pero con su bondad y sabiduría habituales dijo: “Estás
pagando tu culpa, mas para que nadie te olvide, cada cierto tiempo te
prestaré la loma y por ella dejarás oír tu voz y mostrarás tu
descendencia.”
Por eso, cuando menos lo esperamos, un volcán nos espanta con su ruido,
que no es más que la voz de Oroíña, y Aggayú, su hijo, devora los
sembrados y se adueña de la sabana.
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