Después que Changó derroto a Oggún, el volvió a su vida despreocupada de mujeres y fiestas. Oggún fue de nuevo a su fragua y a su trabajo. Los dos se evitaron encontrar siempre que fue posible, pero cuando se veían se oía un trueno en el cielo y relámpagos. Después de oír hablar de la pelea entre los dos hermanos, Obatalá convocó a Changó."Omo-milla," dijo Obatalá a Changó, "tu pelea con tu hermano me trae mucha tristeza. Tu debes aprender a controlar tu temperamento."
"Es su culpa," dijo Changó, "el ha ofendido no solamente a mi madre, pero fue detrás de Oyá y intento interponerse entre Ochún y yo."
"Mi hijo, el nunca debió ofender a tu madre," dijo Obatalá, "pero el no es solo el culpable. Oyá era su esposa y Ochún le tentó. Por ofender a su madre se ha condenando a trabajar duro por el resto de su vida. Eso es un castigo grave.
Tu no eres totalmente inocente; tu tomaste su esposa y a su amante. Entonces tu robaste su espada y su color.""El mato a mi perro. Ahora el puede decir que los perros son de el," Changó le dijo a Obatalá."Entiendo tu resentimiento," dijo Obatalá, "pero entiende que la energía incontrolada puede ser muy destructiva. Tu energía es grande, pero tu necesitas la dirección. Por eso te estoy dando este regalo."
"Entiendo tu resentimiento," dijo Obatalá, "pero entiende que la energía incontrolada puede ser muy destructiva. Su energía es grande, pero tu necesitas la dirección. Por eso te estoy dando este regalo."Obatalá sacó el collar de las cuentas blancas que el uso siempre y quito uno de las cuentas y se la dio a Changó."Usa esta cuenta blanca, como un símbolo de la paz y la sabiduría, con las cuentas rojas de tu collar. Te doy a ti el poder de controlar tu energía sabiamente. Tu puntería será justicia y no venganza. Nadie ni nada te superara nunca."A partir de ese momento Changó usó su collar de cuentas royas y blancas y ha sido el Orisha de la justicia
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