jueves, 22 de enero de 2015

Ser padrino o madrina en la Santería, ¿Cuál es la prisa?

La Santería es una religión con un gran número de complejidades, protocolos y una manera sistemática de desarrollo en lo que se refiere a sus nuevos oloshas. Sin embargo, la ambición, las tendencias sociales de comunicación y la presión de la ajetreada vida moderna que vivimos están erosionando y afectando nuestras comunidades.
El tema que quiero discutir es la prisa que tienen los nuevos oloshas por rascarse la comezón de ´coronar ‘o de iniciar a individuos cuando a duras penas no salen del año de iyawó. Hay ciertos pasos que los iyawós deben completar para poder siquiera asomar la cara en el igbodu o cuarto donde se llevan a cabo las iniciaciones.
Pasos fundamentales:
1. Ser iniciado como olosha
2. Completar su Ebbó Meta (ya sea a los tres meses, si es que la persona tiene los recursos económicos para hacerlo en ese momento, o, al completar su año y siete días como iyawó)

3. Completar su año y siete días como iyawó
4. Ser presentado al igbodu (en esta ceremonia se le presenta al Nuevo iniciado todos los pasos del proceso de iniciación)
5. Ser presentado al tambor o Anyá.
Aun habiendo completado estos cinco pasos fundamentales, eso no implica que la persona esté lista para ser un padrino o madrina. Recalco, un padrino o madrina responsable. Uno también debe contar con la bendición de sus mayores, y claro está, con la bendición de su orisha tutelar.
La bendición de los mayores para poder proceder a hacer iniciaciones es un sello de aprobación. El que se le permita a una persona proceder implica que esa persona ha demostrado un dominio magistral del conocimiento religioso necesario para guiar el destino spiritual de otra persona.
Permítame hacer una pregunta retórica. ¿Una persona cuerda pondría su vida en las manos de un taxista que apenas puede distinguir el acelerador del pedal del freno? Piénselo con cuidado. ¿Por qué poner su destino espiritual en las manos de alguien mal preparado?
Lo que me preocupa muchísimo es la tendencia que estoy viendo a actuar a base de emociones y no de razón y lógica. La Santería crea emociones fuertes y complejas, pero los sentimientos y la lógica son en muchas ocasiones malos amantes porque con frecuencia no se entienden bien.
Por el simple hecho de que una persona siente una emoción fuerte, eso no implica que esa emoción esté correcta o que la misma esté indicando el camino correcto o la acción correcta. En la práctica de la Santería hay cierta latitud para tomare en cuenta la intuición y para tomar acción a base de corazonadas y emociones, siempre y cuando las mismas sean verificadas por medio de oráculo. Sin embargo, el tener un sentimiento profundo no implica que todo acto hecho en nombre de un orisha vaya a dar resultado. La lógica tiene que guiar la cabeza para que los pies caminen en la dirección propia. De lo contrario uno se toma el riesgo de destruir con malos pasos lo que la cabeza ha construido diligentemente por medio de la inteligencia.
El sentir que uno esté listo para ser un padrino o madrina no nos alista. El sentir que uno debe iniciar a Juanita o Juanito del Barrio porque ha venido a nuestra puerta y nos ha tocado las fibras del ego con el prospecto de hacernos un padrino y un ´mayor instantáneo´, el creador de un nuevo ´pueblo´ y asi por el estilo, no hace que una persona esté lista para ser un padrino o madrina.
Cuando añadimos a nuevos iniciados que no se dejan criar otro factor, el dinero, el problema se complica aún más.
Yo he visto padrinos que presionan a sus ahijados a convertirse en padrinos aunque a penas estén saliendo del igbodu como iyawó. ¡Les debería dar verguenza!Cuando la avaricia y el dinero son los ejes que mueven la religión, nos convertimos en pasajeros de un tren loco enfilado hacia un abismo a toda máquina.
¿Quién tiene entonces la culpa, el padrino o madrina o el iyawó? Bueno, los dos. Nadie debe empujar a nadie a actuar en contra de la lógica y de la razón, pero cuando el ego y la emoción se van por encima de la razón, lo que le sigue en la mayor parte de los casos es el desastre. La experiencia me ha mostrado una y otra vez que los errores se pagan, alguien los paga. Ya sea que los paguen los padrinos de la persona que está a punto de convertirse en un padrino o madrina mal preparado (a) o el iyawó que se pone en manos de chimpancés, o todos. Los errores se pagan. Esto no es un castigo de los orishas, es un castigo labrado por medio de acciones mal emprendidas. El concepto es elegante y sencillo, si metes un objeto al fuego, el objeto se va a quemar.
¿Qué podemos hacer para frenar esta tendencia? Solo hay una ruta, el educar a personas para que abran los ojos y vean que no hay prisa en convertirse en padrinos o madrinas. No es lógico ver a bebés pariendo a bebés.
El prestigio y la prominencia de un buen olosha no se miden por la cantidad de ahijados iniciados que tenga. Se debe medir por cómo la persona aplica su criterio y su juicio para ayudar a otros a alcanzar su destino espiritual en las manos correctas, en la casa correcta ya sea la suya propia o la de otra persona. Viva convencido de esta aseveración. Cuando un olosha ayuda a un futuro iniciado a encontrar el lugar adecuado, este acto de bondad no es olvidado.
Una gran casa construida sobre una base de arena y agua, eventualmente colapsará. Cuando ayudamos a construir una casa sobre una buena base, todos nos beneficiamos, todos crecemos y todos ayudamos a que nuestra religión prospere.
Omimelli
Oní Yemayá Achagbá